¿Cuarentena o Cuarentrena? Reflexiones sobre el ejercicio físico en tiempos del COVID-19

Lcdo. Ft. Ennio B. Sánchez Brzozowski

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*Licenciado en Fisioterapia, Universidad Central de Venezuela

**Coordinador de investigación y docencia, Unidad de Rehabilitación Cardíaca, Hospital Universitario de Caracas.

***Fisioterapeuta coordinador de la Unidad de Prevención y Rehabilitación Cardiovascular, Centro Médico Docente La Trinidad

****Especialista de Docencia en Educación Universitaria, Universidad Central de Venezuela

Resumen: El entrenamiento físico ha sido descrito como una herramienta importante en la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles. En el contexto de la pandemia por COVID_19, se hace necesario conocer algunas recomendaciones que orienten la prescripción y aplicación de planes de actividad física/ejercicio en la población sometida a aislamiento. El objetivo de esta publicación es destacar algunas de estas recomendaciones.

Summary: Physical training has been described as an important tool in the prevention of chronic noncommunicable diseases. In the context of the COVID_19 pandemic, it is necessary to know some recommendations that guide the prescription and implementation of physical activity/exercise plans in the population under isolation. The purpose of this publication is to highlight some of these recommendations. Palabras clave: Ejercicio físico, entrenamiento, actividad física, COVID_19, pandemia, fisioterapia

Key words: Physical exercise, Physical training, Physical activity, COVID_19, Pandemic, Physical Therapy

La pandemia de COVID_19 ha obligado a las autoridades sanitarias del mundo entero, a establecer medidas que puedan frenar el contagio masivo de esta enfermedad. El distanciamiento/aislamiento social, el lavado de manos y el uso de equipos de protección personal han sido recomendaciones ampliamente difundidas por los medios de comunicación, y respaldadas por una gran variedad de estudios científicos1,2,3.

El aislamiento preventivo impone sobre la población una serie de limitaciones que pueden tener consecuencias sobre la salud tanto a corto, mediano o largo plazo. La investigación espacial, por ejemplo, ha documentado alteraciones en el sistema inmunológico de candidatos a astronautas sometidos a períodos de aislamiento de 17 días4 . En un entorno social mucho más amplio, en la época de la globalización e interconectados mediante redes sociales virtuales que están en pleno apogeo, los seres humanos del siglo XXI se enfrentan a una situación sin precedentes: deben permanecer en sus casas durante períodos de tiempo que podrían variar desde 3 o 4 semanas, hasta 3 o 4 meses, o incluso más, de acuerdo con las disposiciones de las autoridades sanitarias regionales. Se han documentado numerosos efectos negativos, tales como aparición de resistencia a la insulina, disminución de la utilización de la glucosa por parte del músculo, así como atrofia muscular, después de ceses abruptos de actividad física, los cuales pueden ocurrir después de establecidas las cuarentenas5.

La actividad física habitual se ha correlacionado con la salud humana mediante distintos modelos, siendo el más aceptado, la relación proporcional incremental: es decir, a medida que más actividad física tiene una persona, mejor es su situación de salud. Algunos estudios alertan sobre un posible peligro asociado a la práctica excesiva de actividad física6,7 . Sin embargo, esto todavía está por ser aclarado.

En el contexto de personas con enfermedades, lesiones o condiciones especiales en su situación de salud, la actividad física tiene una importancia fundamental, puesto que ésta puede ser indicada, contraindicada, restringida o modificada de alguna manera que minimice el riesgo para la salud de quienes la practican8,9 .

Hasta la fecha, y posiblemente como consecuencia de la tan reciente aparición de COVID_19, así como del desconocimiento sobre sus mecanismos patogénicos y terapéutica, existen muy pocas sociedades científicas relacionadas con el mundo de la actividad física y la salud que se hayan pronunciado dictando recomendaciones sobre la actividad física/ejercicio en esta situación de pandemia10. Por ello, y con base en la información hasta ahora disponible, se presentan algunas consideraciones y recomendaciones en cuanto a este tema.

  1. TIPOS DE POBLACIONES Y ACTIVIDAD FÍSICA/EJERCICIO

    En una pandemia como la actual, todo individuo podría ser clasificado en una de las siguientes categorías11:

    1. Individuos con infección confirmada de COVID_19: En tales personas, la práctica de toda actividad física/ejercicio debe ser suspendida o descartada mientras la persona se recupera de la infección. El ejercicio físico está contraindicado en todas sus formas, puesto que, al igual que en toda infección de origen viral, la actividad física podría estar asociada con complicaciones graves que incluso pondrían en peligro la vida del paciente. La actividad física/ejercicio solo podría iniciarse una vez remitidos los síntomas de Covid_19, y se seguirían las pautas de la categoría 3-c 12,13 .

    2. Individuos sin infección confirmada de COVID_19: Estas personas, pueden ser clasificadas en las siguientes:
      1. Pacientes sospechosos de padecer COVID_19: Son pacientes con síntomas semejantes a los que produce Covid_19 (fiebre, dificultad respiratoria, etc.), pero todavía sin las pruebas diagnósticas concluyentes. En ellos, la actividad física/ejercicio estaría contraindicado hasta tanto se descarte la presencia de la enfermedad, y/o la sintomatología remita. La actividad física/ejercicio en situaciones infecciosas agudas, tal como ya se ha mencionado, está contraindicado13
      2. Pacientes con COVID_19 probable: Son pacientes sospechosos de padecer Covid_19 en los que las pruebas diagnósticas no son concluyentes. En ellos, el riesgo de iniciar o continuar un plan de actividad física/ejercicio es mayor que el beneficio que dicha actividad podría ofrecerles. Por ello, se sugiere suspender o eliminar la práctica de ejercicio hasta tanto se descarte la presencia de la enfermedad, y/o la sintomatología remita13 .
      3. Personas aparentemente sanas (aparentemente sin infección por COVID_19): Aquí se incluye al resto de la población. Son personas que no tienen síntomas de COVID_19. Esta categoría abarca a tres subgrupos de personas:
        1. Personas aparentemente sanas (aparentemente sin infección por COVID_19 y sin otra enfermedad asociada). Estas personas podrían hacer actividad física/ejercicio,de acuerdo con las recomendaciones del punto 2 (Intensidad de la actividad física/ejercicio) 9,10
        2. Personas aparentemente sanas de COVID_19 pero con otra enfermedad/lesión/condición de salud. Estas personas también podrían hacer actividad física/ejercicio, de acuerdo con las recomendaciones del punto 2 (Intensidad de la actividad física/ejercicio) 9,10
        3. Personas que se han recuperado de una infección aguda por COVID_19: Aquí se incluye a quienes, después de haber tenido una infección de coronavirus, están sin síntomas respiratorios y sin fiebre. Algunos estudios sugieren un efecto beneficioso del ejercicio físico temprano sobre el sistema inmune después de infecciones por el virus de la influenza en modelos animales14.

  2. INTENSIDAD DE LA ACTIVIDAD FÍSICA/EJERCICIO:
    Como se determinó en la clasificación anterior, si la persona pertenece a la categoría II.3, puede iniciar o continuar un plan de actividad física/ejercicio. Para ello, es necesario emplear una clasificación con base en la intensidad de la actividad física. Se utilizará, por razones prácticas, la siguiente clasificación de cuatro categorías:
    1. Actividad física/ejercicio suave/ligero: Es toda actividad física que no supone un estrés cardiorrespiratorio significativo. Según el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM)9 , esta actividad implica una frecuencia cardíaca igual o menor al 63% de la frecuencia cardíaca máxima, o menor al 40% de la frecuencia cardíaca de reserva. También puede ser identificada como cualquier actividad que genere una percepción del esfuerzo de 11 puntos o menos en la Escala de Percepción del Esfuerzo de Borg (basada en 20 puntos). Desde el punto de vista de la fuerza muscular, esta actividad incluye cargas menores a un 50% del 1RM, es decir, menores al 50% de la resistencia máxima que puede ser vencida en una repetición. Es una actividad que no debe generar una sensación de cansancio, ni aumento notorio del trabajo ventilatorio. La mayoría de las actividades realizadas en casa, aquellas tradicionalmente llamadas actividades básicas de la vida cotidiana, tales como: alimentación, aseo e higiene, vestido, movilidad y sueño/descanso, pueden ser clasificadas como actividades de intensidad ligera. También incluye a algunos ejercicios de estiramiento, caminar lenta o confortablemente, y algunos ejercicios de calistenia. De acuerdo con los datos hasta ahora disponibles, este debería ser el tipo de actividad aconsejable para la mayoría de las personas durante la pandemia de COVID_19, sobre todo para las personas ubicadas en las categorías II-3-b y II-3-c.
    2. Actividad física/ejercicio moderado: Es aquella actividad física o ejercicio que supone un esfuerzo cardiorrespiratorio o musculoesquelético mediano. Según el ACSM, se ubica en una frecuencia cardíaca entre el 64 y el 76% de la frecuencia cardíaca máxima, o entre el 40 y el 59% de la frecuencia cardíaca de reserva. También puede ser asociada con una percepción del esfuerzo de 12 a 13 puntos en la Escala de Percepción del Esfuerzo de Borg. Desde el punto de vista de la fuerza muscular, se define por cargas que corresponden entre un 50 y un 69% del 1 RM. Produce una sensación de aumento notorio del trabajo ventilatorio. Incluye actividades de la vida cotidiana como la actividad sexual, así como a la mayoría de las actividades físicas/ejercicios que, a pesar de que producen cansancio, pueden ser realizados por períodos más o menos prolongados de tiempo, y que generalmente no son competitivas, tales como trotar, manejar bicicleta a velocidad de paseo, nadar sin competir, etc. De acuerdo con los datos hasta ahora disponibles, este podría ser el tipo de actividad aconsejable para las personas clasificadas en la categoría II-3-a (saludables) que quieran mantener su forma física durante el período de pandemia.
    3. Actividad física/ejercicio vigoroso: Es aquella actividad física o ejercicio que supone un elevado esfuerzo cardiorrespiratorio o musculoesquelético. De acuerdo con el ACSM, se ubica en una frecuencia cardíaca entre el 77 y el 95% de la frecuencia cardíaca máxima, o entre el 60 y el 89% de la frecuencia cardíaca de reserva. La percepción del esfuerzo de un ejercicio de esta intensidad estaría entre un 14 y un 17 en la escala de Borg. Entrenamientos de fuerza con cargas entre un 70 y 84% del 1RM son considerados vigorosos. Produce sensaciones de esfuerzo ventilatorio intenso, así como dificultad para mantener conversaciones fluidas durante su desempeño, por la magnitud del trabajo respiratorio. Incluye buena parte de las actividades deportivas, debido a la naturaleza competitiva de las mismas. De acuerdo con los datos disponibles hasta los momentos, este tipo de actividad física/ejercicio, no debería practicarse en el curso de una pandemia de este tipo. Algunos estudios han demostrado un declive en la respuesta inmunológica asociada al ejercicio físico vigoroso o de gran intensidad6,7. Esto es de por sí, una razón de peso para evitar entrenamiento de esta intensidad.
    4. Actividad física/ejercicio máximo o cercano al máximo: Es aquella actividad física que supone un esfuerzo cardiorrespiratorio o musculoesquelético máximo. De acuerdo con el ACSM, se ubica en una frecuencia cardíaca mayor al 96% de la frecuencia cardíaca máxima, o mayor al 90% de la frecuencia cardíaca de reserva. La percepción del esfuerzo de un ejercicio de esta intensidad sería igual o mayor al 18 en la escala de Borg. Entrenamientos de fuerza con cargas iguales o mayores al 85% del 1RM son considerados máximos. Las sensaciones asociadas al trabajo ventilatorio pueden limitar el ejercicio. Incluye a las actividades deportivas de alto desempeño, practicadas generalmente por atletas de élite. De acuerdo con los datos disponibles hasta los momentos, este tipo de actividad física/ejercicio, no debería practicarse en el curso de una pandemia de este tipo6,7 . La ausencia de eventos deportivos durante COVID_19, más allá de las razones asociadas al distanciamiento/aislamiento social, podría estar protegiendo la salud de los atletas. Someter al cuerpo a un estrés máximo tal como el asociado a un ejercicio de máxima intensidad en el curso de una pandemia, no parece ser razonable.

  3. ES RECOMENDABLE Y POSIBLE CUARENTRENAR?
    En una pandemia como COVID_19, existen dos prioridades desde el punto de vista de la salud pública y el cuidado del individuo:

    1. Evitar la propagación del virus (contagio)
    2. Evitar la mortalidad y las complicaciones de la enfermedad.

Una vez tomadas las medidas para disminuir la propagación del virus y garantizar la sobrevida libre de discapacidad del individuo, se hace necesario procurar mantener la calidad de vida de la población sometida a aislamiento, y la actividad física/ejercicio regular es una de las intervenciones de mayor éxito en este sentido15 . Como la mayoría del aislamiento es domiciliario, hacer ejercicio en dicha cuarentena preventiva, podría ser útil, tomando en cuenta las siguientes recomendaciones:

  1. Ninguna persona con COVID_19 confirmado, bajo sospecha o con probabilidad de padecerlo, debería hacer actividad física/ejercicio para mantener o mejorar su salud, mientras presenten los síntomas de la infección viral. De hecho, reducir su nivel de actividad física a solamente las actividades básicas de la vida cotidiana es una recomendación que parece la más conveniente.
  2. El período de aislamiento por COVID_19 no debería ser un tiempo dedicado al sedentarismo. En vista de que el espacio de confinamiento durante una cuarentena es reducido, el nivel de actividad física habitual durante una cuarentena también tiende a reducirse. Evitar el sedentarismo excesivo debe ser una recomendación para la mayoría de las personas durante esta pandemia, debido a las ya conocidas consecuencias negativas para la salud en personas en cuarentena4.
  3. La mayoría de las personas aparentemente sanas y que se sientan bien, deberían incluir tiempo durante el aislamiento para adoptar los siguientes hábitos16,17:
    1. Evitar pasar más de 45 minutos seguidos en una posición sentada. Hacer pausas de al menos dos minutos de actividades ligeras, tales como ponerse de pie y caminar en la casa, así sea en forma estática (simular caminata en el espacio necesario para estar de pie), antes de volverse a sentar. A veces, puede servir como guía, ponerse de pie y caminar cada vez que termina el capítulo de una serie de televisión (generalmente duran entre 30 y 60 minutos).
    2. Ser físicamente activo en la casa. Dedicar tiempo a limpiar y ordenar la casa puede ser un medio para compensar la reducción de las actividades habituales que se hacen al salir del domicilio.
    3. Escoger un plan de actividad física/ejercicio ligero, y hacerlo hasta alcanzar al menos unos 30 minutos cinco veces por semana. Este plan debe adaptarse a las características y gustos de la persona que ejercita. Existen múltiples planes de ejercicio de intensidad ligera disponibles en internet10,18 .
  4. La mayoría de las personas sin síntomas de COVID_19 pero con alguna enfermedad/lesión/condición física podrían adoptar las recomendaciones del punto 3 para mantener o mejorar su situación de salud, pero para hacerlo deberían ser orientados por profesionales de la salud, preferiblemente fisioterapeutas especializados en su situación específica. Existen programas de ejercicio para poblaciones con necesidades especiales, como por ejemplo, adultos mayores, personas con cardiopatías, enfermedades metabólicas, lesiones musculoesqueléticas o estatus posterior a alguna cirugía, que deben ser administrados y supervisados por fisioterapeutas, incluso en la modalidad a distancia o telerehabilitación9
  5. Las personas que tengan una historia previa de participación en programas de entrenamiento moderado, vigoroso o máximo, y que no tengan síntomas de infección por coronavirus, así como los que tengan una indicación específica de su médico o fisioterapeuta tratante, podrían realizar un plan de entrenamiento físico de intensidad moderada, aparte de cumplir con las recomendaciones del punto 3a y 3b. La escogencia de este tipo de plan de actividad física/ejercicio moderado, debe procurar alcanzar al menos unos 150 minutos por semana. Existen múltiples planes de entrenamiento de intensidad moderada disponibles en internet10 .
  6. Deben evitarse, en lo posible, mientras continúe la pandemia, los planes de entrenamiento con base en ejercicios vigorosos/extenuantes/máximos.
  7. La actividad física/ejercicio que se hace para mantener o mejorar la condición de salud durante la pandemia, puede hacerse intra-domicilio, o también en ambientes externos, siempre y cuando se mantenga una distancia prudencial entre la persona que se ejercita y cualquier otra, de al menos 2 a 4 metros. Esto con el propósito de evitar el contagio19.
  8. Hay que estar alerta con los síntomas de alteraciones cardiovasculares o metabólicas que pueden producirse durante el ejercicio. La presencia de dolor en el pecho, durante o después de las sesiones de ejercicio, mareos, palpitaciones, dificultad para respirar, son síntomas que deben ser analizados por un especialista, preferiblemente un cardiólogo, médico del deporte o el médico de cabecera de la persona.

 

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES FINALES

En este documento se resaltaron algunas de las pautas principales para garantizar la seguridad y efectividad de los planes de actividad física/ejercicio que se proponen como estrategia para evitar un incremento en la prevalencia de las consecuencias del sedentarismo en las poblaciones que están en aislamiento como medida de prevención del contagio de COVID_19. Se plantea la integración del uso de una clasificación de las poblaciones con base en su situación de salud, con una clasificación basada en la intensidad de la actividad física/ejercicio a realizar. Se añaden unas recomendaciones finales, y se sugieren adaptar las mismas a los hallazgos que provengan de las futuras investigaciones clínicas a realizarse en este novedoso campo.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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